Jardín tan grande,
jardín tan bello,
que sueño fuera siempre
del artista jardinero.
Jardinero que trabaja
con pasión y devoción,
jardinero que en ese jardín
cumplió su ilusión.
De repente un día se enamoró
de la obra de arte que él creó,
era una pequeña rosa;
dulce y hermosa;
que de él se encandiló.
Era una rosa juguetona,
simple y picarona
que el amó
y siempre cuidó.
No se quiso separar
y procedió a cortar,
pensando que con él
siempre la podría llevar.
La rosa un tiempo duró
hasta que sus pétalos tiró
y como todo al final
la triste rosa, murió.
Triste jardinero,
que por codicia y amor
a su compañera
un día mató.
Consuelo no encontró
ni obras de arte creó
y con la amarga agonía
un día desapareció.
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